jueves, 30 de diciembre de 2010

Un cuerpo incompleto


Imaginen por un momento que tienen al frente el buffet más exquisito, lleno de platos comunes y exóticos, con meseros dispuestos a servir lo que deseen, sin límites. ¿Qué harían?, ¿Tratarían de tomar un poco de cada cosa, disfrutando cada sabor, deshaciendo los trozos de comida con la lengua, sintiendo que llega lo amargo, lo dulce, lo salado, a las papilas gustativas?, ¿O se lanzarían desesperados a las papas fritas despreciando todo lo demás?
Imaginen ahora el cuerpo de una sumisa, SU sumisa, a su disposición, completa. De nuevo ¿Qué harían? ¿Degustarla, disfrutarla como a ese buffet? o ¿Limitarse a sus agujeros (verga en boca-verga en culo-verga en coño)? despreciando sus manos, su piel, sus piernas, su espalda, su nuca, y la miríada de sensaciones que pueden generarse a un cuerpo femenino.
Un Amo tiene el poder de provocar en su sumisa placeres conocidos y desconocidos, aumentados por la condición de la entrega, pero al escuchar historias y leer relatos (ficticios y reales) me encuentro con la misma escena repetida una y otra vez: unos cuantos azotes, luego la sumisa recibe la verga del Amo en uno o varios de sus agujeros y fin.
¿Cuál es la diferencia entre un Amo interesado sólo en los agujeros y en cualquier desesperado que entra a un bar o a una sala de chat en plan de conquista casual? (buscando, oh sorpresa, agujeros).
Imaginen los gestos, los gemidos, las sensaciones de una sumisa que experimenta sobre su piel, sobre TODA su piel, palmadas, caricias, hielo, comida, telas, cera, texturas, lamidas, dedos, pies, cosquillas... para el deleite de su Amo, que es quien provoca y controla su placer, su ansiedad, su deseo. 
Y ahora compárenla con otra de quien sólo se aprovechan los agujeros, volviendo a la sumisa un cuerpo incompleto, desperdiciado.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un camino (el mío)

Mis primeras búsquedas en la D/s fueron similares a las de much@s, creo yo. Sabía que me excitaban escenas en donde se me aplicaba humillación o dolor, y por allí empecé a mirar. Hace unos 10 años me encontré con el bdsm, con que había todo un mundo en que esas prácticas eran comunes y frecuentes en una relación. Por supuesto, como mi interés era primordialmente sexual, era facilísimo encontrar con quién jugar. Me bastaba entrar a la sala de chat que frecuentaba en ese entonces para conseguir a quién agregar a mi msn y masturbarme dentro del juego de la humillación y la aplicación del dolor. En ese proceso conocí muchos que sólo querían lo que yo ofrecía, la posibilidad de excitarnos mutuamente incluyendo algunas prácticas que vari@s seguramente conocen y han experimentado. Conocí también unos pocos (Am@s y sumis) que hablaban de otra cosa: una relación de Dominación y sumisión más profunda, más compleja, pero en ese momento no sabía ni estaba preparada para eso.
A lo largo de los años mis expectativas han ido cambiando. No sé si tenga que ver con la edad, con cambios en mi vida o con qué. Pero sí sé que ahora busco algo distinto, algo que trascienda lo sexual. Afortunadamente, he tenido la posibilidad de ver (en experiencias propias y en otras que conozco) que es posible. Que un Amo y una sumisa no necesariamente se encontrarán sólo para tener "sexo bedesemero" ocasional. Que, si lo desean, pueden ir mucho más allá, extender el control, hacer más fuerte la entrega. Una relación de D/s que permita y propenda por el crecimiento y el aprendizaje mutuos. Y no me refiero sólo a la experticia en el manejo de la fusta o recitar de memoria los 427.328 tipos de nudo que hay, si no como personas.
Como sumisa no soy sólo un cuerpo al que se le pueden poner pinzas o penetrarlo mientras se le dice "perra". ¿Qué hay de todo lo otro que también soy? De la posibilidad de reirme, de conversar, de disfrutar haciendo mil cosas: bailando, compartiendo una buena lectura, viendo una película o degustando una buena comida, y de otras tantas situaciones que no cabrían aquí. Y, al mismo tiempo, un Amo no es sólo aquel que pone pinzas en mi cuerpo y me penetra mientras me llama "perra". También es alguien con quien puedo vivir, disfrutar y aprender otros espacios que la vida brinda.
Sin embargo, he visto que aunque mi búsqueda cambió, el entorno en que me muevo permanece casi igual. Con la mayoría de las personas con las que me encuentro (afortunadamente, no todas, y aprovecho para enviarles un abrazo a las que comparten mi visión) sigo viendo los mismos deseos que yo tenía hace años: alguien con quien disfrutar sin compromisos de sexo "diferente" y poco más. Sé que es una de las opciones para asumir la D/s, y sé que es tan válida como la mía, y mis congratulaciones a quienes lo disfrutan, pero no puedo evitar un ligero sentimiento de frustración cuando la primera frase que me dirige un Amo es "¿y te gusta el sexo anal?".
Por supuesto, el camino recorrido no ha significado algo vano para mí. Por el contrario, me ha servido para reafirmarme como sumisa, para estar segura de lo que deseo, y es entregar no sólo mi cuerpo, y que cuando alguien anteponga el posesivo "MI" para hablarme, realmente se refiera a la que soy, completa.

martes, 14 de diciembre de 2010

"Como yo soy sumisa y Él es Amo..."


Probablemente buena parte de mis entradas en este blog se refieran a los comportamientos que observo en los espacios, virtuales o reales, de contacto entre sumisas y Amos sin que exista una relación de D/s entre ellos, porque esa es mi situación. En este momento no tengo Amo, pero ya no sé si decir que estoy "buscando" porque me he dado cuenta que decir no tener Amo o estar buscando uno es interpretado por algunos como que estoy "disponible y ofreciéndome" a cualquiera que quiera ocupar ese puesto. Por experiencias, buenas y malas, prefiero decir que sólo busco conocer gente interesada en el tema y que tal vez en ese proceso conozca alguien con quien comparta una ética y unas expectativas similares frente a la D/s y pueda construir una relación.
Imaginemos esta situación: A través de algún medio establezco una interacción cordial y agradable con un Amo, y en algún momento alguno de los dos dice algo como "me gustaría seguir en contacto, ¿por qué no seguimos por msn?" y entonces intercambiamos direcciones de correo. Aclaro que no incluyo aquí a ninguno de los que empiezan una conversación con un "perra, quiero que me chupes los huevos" o alguna ridiculez por el estilo, y me refiero a aquellos que han sido amables y respetuosos.
Se produce de inmediato un cambio radical en muchos. Permitir el paso de los espacios abiertos y públicos a una interacción más privada equivale, por alguna razón que desconozco, a decir algo como "quiero ser su sumisa", y empiezan las órdenes. Pocas líneas después en una ventana me aparece algo como "quiero que te quites la ropa interior", en otra "quiero que te sientes con las piernas abiertas", otra más "debes sentarte en el suelo", "quiero que mantengas la boca abierta", entre otras muchas cosas. Pero, claro, "como yo soy sumisa y Él es Amo" supongo que debo obedecerlo, ¿no es así?. Entonces me acomodo: me quito la blusa para uno, la ropa interior para otro, me pongo el collar para este, me siento en el suelo para el de más allá, abro las piernas, la boca y trato de recordar cada nombre que 3 de ellos han decidido usar para llamarme. Por supuesto, estoy bien incómoda, el teclado me queda a la altura del cuello y casi no puedo ver la pantalla, la falta de ropa me hace sentir el frío de manera más fuerte, me confundo entre tantos nombres que debo recordar, el espacio que hay en el suelo frente al escritorio de mi computador no es suficiente para estirar mis piernas abiertas, así que trato de acomodarlas entre los cables, la torre del computador y otros objetos. Ahora sí, estoy lista para hablarles. Como una buena sumisa, estoy obedeciendo.
De repente, se me ocurre una idea revolucionaria: ¡No soy la sumisa de todos! Es mas, ¡No soy la sumisa de ninguno! Entonces me levanto, me quito el collar, me pongo de nuevo la ropa, y me acomodo en la silla de la manera más cómoda posible y decido seguir conversando. ¿Será muy descabellado pensar que admitir un contacto más cercano con un Amo NO me pone automáticamente bajo su tutela, entrenamiento o Dominio?, ¿O será que debo irme acostumbrando a que una sumisa sin Amo está a disposición de todos los Amos del mundo?

lunes, 13 de diciembre de 2010

Un vestido de diseñador


Salimos de la ducha, aún estábamos desnudos y mojados, me sequé rápido pero luego Él me quitó la toalla y terminó de quitarme las gotas que aún me quedaban. Me pasó su toalla para que hiciera lo mismo con Él. Se sentó en la cama y me dijo "trae la caja con tus juguetes". Automáticamente me empezó la risa nerviosa, me fui corriendo al estudio, saqué la caja y las cuerdas y se las llevé. No paraba de reirme. Luego de darle la caja prácticamente me escondí en el espacio al lado de la puerta, donde la pared del baño me ocultaba de su mirada.
Es una sensación extraña. Por supuesto estaba emocionada. ¡Iba a atarme! Tenía muchas ganas que eso sucediera. Y, al mismo tiempo, me daba una cierta vergüenza tener ese deseo, como si fuera una travesura, y entonces sólo se oía mi risita. Me pidió que me quedara de pie al lado de la cama, y eso fue suficiente para calmarme, no tuvo que decir nada más. Es una de las cosas que más me gustaba con Él: esa forma de comunicarnos sin palabras en donde bastaba su presencia y su actitud para que yo le correspondiera poniéndome a su disposición.
Pasó la cuerda por mi nuca y empezó a hacer algunos nudos sobre mi torso, luego la pasó entre mis piernas hacia atrás, cuidando de dejar un nudo exactamente sobre mi clítoris, y siguió con su trabajo a mi espalda. Se movía a mi alrededor mientras pasaba las cuerdas de uno a otro lado. Ambos estábamos en silencio y sólo se escuchaba el roce de las cuerdas entre sí, un continuo siseo que a pesar de su suavidad me llenaba los oídos. Ocasionalmente estiraba la mano con que sostenía una cuerda para que yo la sostuviera unos segundos.
No es fácil describir el placer que yo sentí durante todo ese tiempo. La imagen que tenía en la cabeza era estar en una boutique en manos de un diseñador exclusivo, que tomaba medidas, ponía unos alfileres aquí y allá, y daba algunas puntadas para que su creación quedara perfecta y yo completamente abandonada a su mano. En este caso no sólo estaba creando el vestido, también me estaba creando a mí, a esa que yo era para Él. No se me ocurre una mejor metáfora. Yo sentía, literalmente, que Él me estaba vistiendo, y que yo quedaría como Él lo deseaba.
Al finalizar se alejó un paso y sólo dijo "¡cómo quedaste de bonita!, ve y te miras al espejo". Yo enseguida me fui al baño, me paré frente al espejo y me daba la vuelta a uno y otro lado para mirar cómo habían quedado las cuerdas. Salí de nuevo a la habitación y me dijo "¿cómo te sientes?". Sólo le dije una palabra "vestida". Jugó un poco conmigo y después de un rato, ya cansados, fuimos a la sala a conversar mientras nos fumábamos un cigarrillo. Antes de ir me dijo "quieres quitártela?" refiriéndose a los amarres. Yo negué con la cabeza. Mientras conversábamos no se me quitaba esa sensación de estar vestida, de no necesitar más que esas cuerdas sobre mí para estar cubierta.
Pasó algo más de tiempo y de situaciones, y demasiado rápido para mi gusto dijo "ven te las quito porque tengo que irme pronto". Hubiera querido quedarme así más tiempo, mucho tiempo, así como Él me había vestido, pero de nuevo tuve que oir el sonido de las cuerdas, esta vez para quitarlas de mi cuerpo.

*Este es un relato de un fragmento de un encuentro con mi ex Tutor. Me centro en mis sensaciones al haber sido atada por Él. Omito lo estrictamente sexual porque no es la intención del relato, porque no es mi deseo darlo a conocer y porque hay en la red suficientes blogs que tratan ese aspecto.

domingo, 12 de diciembre de 2010

sobre el "Yo sí soy" y el "Yo soy más"

El principal medio de contacto que utilizo para comunicarme con gente del BDSM es internet. Con algunas personas, simplemente porque están lejos, con otras, porque no deseo ir más allá. Con muy pocas me comunico ocasionalmente por el teléfono, y con muchas menos, me encuentro de cuando en cuando alrededor de un café.
La red me da una ventaja, y es que amplía enormemente las posibilidades de conocer experiencias y puntos de vista, y a partir de ello aprender más de cómo viven los demás las infinitas posibilidades que abre la D/s, y aclarar también lo que deseo y lo que busco. Me agrada encontrarme con gente con quien existan coincidencias en la manera de asumirlo, pero por una posición personal, también me agrada ver y aprender de quienes lo ven distinto y tienen otras expectativas. Creo que esa es una de las cosas que más me gustan: encontrarme con gente con la que estoy de acuerdo y gente con la que no lo estoy.
Últimamente me he encontrado en la red con el deseo de algun@s de establecer jerarquías, niveles, posiciones que están "más" o "menos" "avanzadas" en el camino de la D/s, y eso me sorprende. También me molesta.
Circula en varios sitios de la red un texto sobre los "niveles" de sumisión. Según la rae, el nivel puede ser la "Medida de una cantidad con referencia a una escala determinada." o el "Grado o altura que alcanzan ciertos aspectos de la vida social.", (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=nivel) es decir, que es posible y deseable estar "más alto" en esa escala. 
Por otra parte, en relación con los Amos, adquieren también esa misma connotación palabras como "Amo", que es superado por "Master" y que tiene su expresión superlativa en el "Maese". Sin embargo, si nos vamos a la semántica, "Master" no es más que la palabra anglosajona para decir "Amo" y "Maese" es una palabra del castellano en desuso que significa maestro, una de las traducciones posibles también para "Master". 
Entiendo que las palabras adquieren significados sociales más allá del diccionario, que una misma palabra puede significar distintas cosas dependiendo de quién, cómo, a quién y en qué circunstancia la diga. Lo que no entiendo es ese afán por "ser más que", por clasificarse y clasificar a los demás en una serie de gradaciones que hagan sentir que se sabe más o se ha vivido más que los otros.
Me surgen también otras dudas: ¿Quién da la clasificación?, ¿Cuáles son los requisitos necesarios? ,¿Sabe alguien la dirección de la Federación Mundial de Bedesemeros para que los interesados en el título presenten allí sus exámenes? , ¿Realmente alguien que lleva más tiempo será un mejor Amo o una mejor sumisa sólo por esa razón?. Como le leí hace poco a alguien por quien siento un enorme aprecio y respeto "Un error cometido durante mucho tiempo sigue siendo un error." 
Lo que he visto del uso de estas jerarquías es que siempre son empleadas para descalificar a alguien: "aún no puedes considerarte Master", "yo llevo más tiempo que tú en esto", "no eres tan sumisa como dices", y otros comentarios por el estilo. Repito, el bdsm plantea un sinnúmero de posibilidades: una pareja de esposos o novios o "amigos con derechos" que quiere incorporar una que otra cosa a su vida sexual; una persona que quiere vivir aventuras sin compromiso con juegos sexuales que involucren humillación y/o dolor; un fotógrafo al que le interesa sólo la parte estética del bondage; alguien que, como yo, desea vivir una relación profunda de D/s que vaya más allá de lo sexual, y entregar el control y pertenecer por completo; y otras muchas posibilidades que no se me ocurren en el momento. Aunque tengo claro que no me interesa involucrarme con alguien que desea simplemente una aventura sexual "diferente", no por ello descalifico esa opción. Simplemente no es la mía.
Esos grados siempre me hacen recordar las estructuras militares, con rangos establecidos que se ganan por tiempo de permanencia en las diferentes instituciones y que permiten a unos dar órdenes a otros y gozar de ciertos privilegios. Y entonces me pregunto: ¿Cuáles son los privilegios de los que goza alguien que tiene un título bedesemero?, ¿Qué es lo que ganan con ese "diploma"?, ¿Qué es lo que los motiva a desear con tanto ahínco el reconocimiento de esos otros que también mueren por los títulos? porque de los que no creemos en ellos no obtienen más que risitas disimuladas o carcajadas abiertas.