sábado, 8 de diciembre de 2012

No esperes de mí...

Probablemente hemos conversado un par de veces en algún chat de una red social o hemos intercambiado un par de mensajes. Tal vez incluso hayamos coincidido en algún munch. Sé que me conoces poco, por eso escribo esta entrada. No es un "manual" sobre las sumisas, ni son premisas universales. Escribo a partir de mi experiencia y mis vivencias, y de la manera como entiendo, vivo y siento el bdsm.


Sí, soy sumisa. No sé qué idea tengas al respecto, y eres libre de pensar lo que desees. Sin embargo, es mejor que no esperes de mí:

- Que sea una puta a tu disposición: Encontrarás en el BDSM un amplio espectro de posibilidades de relacionarse, matrimonios o noviazgos entre un(a) Dom y su sumi; contactos de sesiones ocasionales; un rato de diversión; sumis que están disponibles en play parties para jugar, incluso, con gente desconocida; grupos de personas que tienen actividades conjuntas, y otras más que se me escapan. Lo que tienen en común todas estas situaciones es que la gente que se involucra en ellas lo hace voluntariamente, porque quiere hacerlo de esta manera. Así, yo también decido cómo, cuándo y con quién me involucro. Sí, soy sumisa. Sí, mi sexualidad es parte de mi sumisión. No, no estoy a tu disposición. A ti y a mí no nos une ningún vínculo, apenas te conozco. Por lo tanto, no tienes ningún derecho sobre mí, y asumir que lo tienes sin que yo te lo haya otorgado, sólo logrará que te deslices vertiginosamente por la cuesta que lleva a los ignorados de mi lista.

- Que sea débil o dócil: Mi sumisión no es producto de una falla o carencia en mi personalidad. Ser sumisa es una de las decisiones que he tomado en la vida. Igual que decido sobre mi posición política, mi filiación religiosa, las películas que veo, la música que escucho, la gente con la que me relaciono, entre otras muchas cosas. No esperes que me guarde mi opinión si estoy en desacuerdo contigo, cualquiera que sea el tema del que hablemos; ni que pierda voluntariamente una partida de cualquier cosa por ser sumisa; ni que no pueda decidir sobre mi vida o mi cotidianidad, ni que te necesite para hacerlo. Ser sumisa es, para mí, una opción. Lo soy porque me satisface, me agrada, porque tengo la fuerza de carácter suficiente para tomar la decisión más importante para una sumisa: la de entregar mis decisiones a otro.

- Que te trate de manera especial: Te identificas como Dom. Me parece sensacional. Yo, antes de cualquier otra cosa, soy una persona, y te veo como una persona. Te trataré con el mismo respeto y cordialidad que tengas conmigo. Buscando en la red, estos son algunos de los sinónimos que encontré en el diccionario para "protocolo": ceremonia, parafernalia, aparato, etiqueta, solemnidad, formalidad, ritual, rito, regla, reglamento, formulismo, fasto, ceremonial. "Respeto" no es uno de ellos. Reservo el uso del protocolo para mi relación D/s, para mi Amo. Contigo no me une ningún vínculo (¿ya te había aclarado eso?), así que te trataré de la misma manera en que trato a cualquier persona con la que me relacione. Si consideras que no referirme a ti como "Señor" es una falta de respeto, estás en tu derecho. Al igual que estás en tu derecho de no seguir en contacto conmigo si mi actitud te incomoda.

- Que el BDSM sea la única dimensión en mi vida: Decidiste hablarme porque viste algo en mi perfil que indicaba afinidad con el BDSM. Eso significa que, tal vez, tengamos en común algunos gustos (aunque no necesariamente). Sin embargo, y aunque entiendo la familiaridad que genera el anonimato de la red, te sentarías al lado de alguien que no conoces y le preguntarías: "Hola, ¿y a ti te gusta que te digan 'perra' mientras te dan nalgadas?". No conozco tu experiencia como conquistador/seductor pero, en mi opinión, no sería esa la manera más exitosa de acercarse a alguien o de iniciar un contacto. Tú y yo no tenemos ningún vínculo (tal vez leíste esto antes), por lo que no existe hacia ti la confianza suficiente para contarte mis prácticas o gustos sexuales. Además de sumisa me considero gamer, me encanta el blues, me gusta la cocina y aprender recetas o combinaciones que no conocía, me gustan el cine y otras cosas trascendentales e irrelevantes por igual. Si pretendes mantener algún contacto conmigo, y el BDSM es el único tema posible para ti, pronto empezarás a hacerme bostezar (y eso no es bueno).

- Que solucione tus necesidades/que esté a tu servicio: Tal vez llevas años soñando con escenas BDSM, o quizá te encontraste por casualidad algo que te llamó la atención en la red y decidiste curiosear. De repente te encontraste con que no eres el único que tiene esos gustos o deseos y estás emocionado. Sé que no es algo fácil, que nuestra sociedad condena y sataniza todo aquello que no se enmarque dentro de sus pautas de "normalidad", y que además tienes muchos deseos de vivir tus fantasías. Te deseo de corazón que muy pronto encuentres con quién vivirlas y que sea absolutamente placentero para ti y quienes lo compartan contigo. Pero no es mi problema. No hay ningún vínculo entre tú y yo (a que ya habías leído esto, ¿no?) y apenas hemos cruzado algunas líneas en una red social. 
No soy tu amiga, ni tu guía, ni tu maestra, ni tu cómplice. No tengo obligaciones contigo. Al igual que yo, otras personas con las que hables en la red y en la vida real estaremos dispuestas a darte la bienvenida al tema y a mostrarte algunos recursos que conozcamos y que puedan interesarte. Seguramente si participas en los foros haciendo preguntas habrá más de una persona que, de manera desinteresada, opine o te sugiera algunas posibilidades para aprender más. Pero es tu camino, y eres tú quién debe construirlo. Asumo que, si te interesa realmente, estás dispuesto a hacer algún esfuerzo por lograr lo que deseas. Celebraré y me alegraré por ti cuando consigas sumisa, pero ni es mi responsabilidad ni manejo un servicio de citas. Así que no esperes que te presente sumisas, ni que te lleve de la mano a los encuentros, ni que te haga una introducción en los diferentes grupos sociales, ni que te explique ciertas cosas cuando ni siquiera te tomas el trabajo de leer someramente sobre aquello que supuestamente te trasnocha. 

Tal vez has llegado a este punto y me estás mirando con sospecha. A lo mejor se te están cruzando por la cabeza frases como "¡pero qué exigente!", o "¿qué se creerá esta?" No considero que sea algo excesivo creerme una persona, y esperar que me trates como tal. Te aseguro que haré lo mismo contigo.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Yo Tarzán, tú Jane


Algunos apuntes sobre fauna bedesemera y esos personajes que nos encontramos de cuando en cuando. Seguramente es posible encontrar algunos de ellos en otro tipo de grupos, pero me refiero aquí a cómo se encuentran en el ecosistema BDSM. A los que se sientan aludidos, tómenlo como un pequeño homenaje.

- Los sumisos hagoloquesea / notengolimites: Suelen aparecer en las salas de chat y redes sociales, ofreciéndose indiscriminadamente a Doms y sumis por igual, sin leer perfiles o preocuparse si la otra persona está comprometida, interesada o siquiera busca lo mismo. Casi siempre se acaban de encontrar con el tema y les parece atractiva la idea de "experimentar sexo rarito". Aunque se ofrecen como esclavos, no suelen estar interesados más allá de un rato de estimulación. Y, por lo general el "loquesea" se ve drásticamente reducido cuando alguien les plantea posibilidades reales y concretas de lo que un Ama podría demandar de ellos. 

- Los Dominantes "naturales": Estos me causan mucha gracia. Son caballeros que tratan de explicar su rol dentro del BDSM a partir de características de la personalidad o actitudes en la vida, como si ser Doms fuera una especie de "destino" marcado en su carta astral. Entonces hacen el listado de aquello que hacen "naturalmente" y que los lleva de manera "natural" (la redundancia es completamente intencional) a ser Doms. Se describen como líderes, asertivos, a cargo de responsabilidades, capaces de tomar decisiones, entre otras cosas. Paradójicamente, la mayoría de sumisas que conozco las podría describir exactamente igual, compartiendo las mismas características que estos Doms presumen que los hacen "Dominantes naturales", será entonces que estas sumisas independientes, proactivas, responsables ¿están negando su "destino"? Cada vez que me encuentro con un personaje de estos me pregunto cómo será una "sumisa natural" o un "switch natural", y los que no son "naturales" ¿Qué vendrán siendo?. Más allá de esto, lo que se me ocurre cuando alguien, sin que nadie le esté preguntando, decide aclarar, explicar o demostrar que es Dom, es una frase de la sabiduría popular: Dime de qué alardeas y te diré de qué careces. Al fin y al cabo, alguien que está seguro de quién es no necesita ostentar de ello, ¿o sí?


- Los "yo Tarzán, tú Jane": Son esos Doms que se acercan a las sumisas con un universo absolutamente restringido, donde la única posibilidad de contacto y comunicación son las prácticas y gustos BDSM. Por lo general las dos primeras líneas son el perfil sociodemográfico elemental (edad y localización) y el resto de la conversación es algo como: "Yo Dom, tú sumi, ¡ugh, ugh! (golpes con los puños en el pecho). Yo mandar, tú obedecer. Tu gustar y querer azotes y verga en boca. Si tú no obedecer, tú ser mala sumisa."

- Los sabios: Esos especímenes que abundan en los espacios virtuales y reales, que saben con milimétrica precisión cómo deben sentir, pensar, actuar y vivir los demás. Es fácil reconocerlos porque suelen usar frases del tipo "una verdadera sumisa debe", "una sumisa no puede", "si no hace x o y, entonces no es tan Amo", "en una relación D/s no tienen cabida los sentimientos de...", "si estás aquí es para...", "las fotos de tu perfil deberían contener esto y aquello." Son los que recitan de memoria los manuales y compendios de reglas, se saben todos los protocolos y conjugan adecuadamente los verbos bedesemeros con los sustantivos bedesemeros. Su principal gusto y placer consiste en evaluar y criticar las vidas y relaciones de los demás, haciendo énfasis en cómo los demás no cumplen con sus estándares verdaderos y universales.

- Los comatosos lagrimones: Son aquellos personajes que ocasionalmente asisten a actividades reales o virtuales (charlas, munchs, play parties, entre otras) y que jamás reconocerán el trabajo que implica hacerlas, y mucho menos lo agradecerán. Eso sí, están prestos a identificar y puntualizar todas las fallas y carencias posibles: "a la charla le faltó algo", "el munch estuvo como flojo", "debería haber más x, y o z en esas reuniones", "no hubo suficientes actividades/Doms/sumis en el evento". Padecen, además, de un extraño coma que les impide hacer el más mínimo esfuerzo para construir cualquier cosa colectiva, eso sí, por lo que no se puede esperar de ellos ningún tipo de acción concreta más allá de la queja.

Sé que no acaba aquí la diversidad de lo que se encuentra en este mundillo, pero seguro han reconocido a más de uno aquí.

sábado, 25 de agosto de 2012

Lo que pienso y no digo

Últimamente he aprendido que decir lo que se piensa no siempre es lo políticamente correcto. Así que, sin personalizar, para todos aquellos que alguna vez me han abordado o hablado de las siguientes maneras, va lo que realmente pienso:
  • "Hola, soy un Dom experimentado, tengo más de ___ años de experiencia en el BDSM y te solicito (exijo) que me trates de 'Señor'". Mi respuesta suele ser algo del tipo "el protocolo tiene para mí un fuerte significado, por eso reservo su uso a personas con quienes he construido lazos o relaciones en donde tenga cabida para ambos." Lo que pienso y no digo es "si ud. es un imbécil caballero inseguro que necesita que lo señoreen hasta las desconocidas para sentirse mejor, no es mi problema".
  • "No eres una verdadera/buena sumisa." Esa es campeona. Por lo general mi respuesta es "bueno". Lo que pienso y no digo es: "Prefieres negar tu incapacidad de lograr que te obedeciera o me comportara como tú lo deseas y responsabilizarme a mí. Me parece bien, yo no soy la que necesita que otros me reafirmen y, por lo tanto, tu opinión me resbala."
  • "¿Qué tan sumisa eres?". Mi respuesta depende de mi estado de ánimo y varía entre "Poco con quien tiene que hacer esa pregunta.", "Soy sumisa al 73.58%", "Soy sumisa nivel 14 según la Academia Mundial del BDSM" (esta última se la copié a una amiga). Lo que pienso y no digo es "si piensas que la obediencia depende sólo de la sumisa y que el Amo no tiene que hacer ningún trabajo, eres un flojazo."
  • "Hola, ¿te gusta que te claven duro?". Mi respuesta es un simple "no". Lo que pienso y no digo es "si todas las neuronas las tienes en la verga, no me tomaré el trabajo de entablar contigo una conversación".


  • "¿Eres sumisa en todo?/¿Haces todo lo que te pidan?". Mi respuesta también varía dependiendo del ánimo, puede ser "no", o "sí, claro, si me piden que robe un banco o que vaya y cace un panda, arranco enseguida". Lo que pienso y no digo es "¡siguienteeeee!".
  • "Preséntate". Esa me enoja de entrada, así que cuento hasta 10 y digo algo como "no entiendo", "soy nueva", "no manejo el protocolo" si estoy de MUY buen ánimo. En su defecto, simplemente ese personaje pasa a la lista de ignorados. Lo que pienso y no digo es: "¿¿¡¡En serio??!! ud. me aborda, está desesperado por tener sumisa, la ley de oferta y demanda me favorece, hay al menos media docena más de tipos hablándome por la misma razón y ¿¿¿ud realmente cree que YO me tengo que presentar para que ud. me evalúe??? Si ud. es un pelmazo individuo que no es capaz de relacionarse con una sumisa como persona, no gastaré mi tiempo." Antes del rol somos personas, yo no trato con Doms o con sumis, yo trato con personas.
  • "¿Te gusta que te peguen y te traten mal?". Mi respuesta suele ser corta, un simple "no", para no decir lo que realmente pienso: "De verdad ¿¿fue tan poco su esfuerzo de mirar en google que eso fue lo único que vio??".
  • "Zorra, llegó tu Amo". A esta usualmente no respondo y lo paso directamente al 'ignore'. Lo que pienso y no digo es: "Además de pajero, perezoso, y seguramente mal polvo."
  • "Hola. ¿Cuáles son tus límites?". Esta pregunta, si ya hemos hablado un poco, si se ha construido, al menos, una cierta confianza, algunas pocas líneas de acercamiento, me parece apenas lógica. Sin embargo, si es la segunda línea después de un saludo, no termina de cuadrarme. Por lo general, respondo cualquier cosa y de ahí en adelante me vuelvo monosilábica, mientras pienso: "pajero, aunque bedesemero, sigue siendo pajero".
De nuevo, soy una persona antes que un rol. Espero relacionarme con una persona antes que con un rol. Si eso no es posible, si no puedes verme como persona, te aseguro que jamás me verás como sumisa.

jueves, 26 de julio de 2012

Una mañana y unas cuerdas

Una mañana en casa, unas cuerdas disponibles y... ¡muchas ganas de practicar nudos!, jeje. Una trenza hecha con una sola cuerda, un bucle de ocho doble, un nudo lanyard, un nudo cuadrado y uno decorativo para finalizar un extremo. Estos fueron algunos de los resultados:


Y acá tengo algunas esposas, sólo me hacen falta un par de manos voluntarias para ponerlas dentro, jajaja. Además va la prueba de un tejido de "alfombra", que no quería ponerlo solito.


Bueno, a eso me dediqué una mañana de estas, sugerencias y comentarios, siempre bienvenidos.

martes, 17 de julio de 2012

La máquina de sumisas


Ayer me encontré con un amigo con quien hace rato no hablaba. Terminamos conversando sobre el cuerpo y los cambios y desplazamientos que la vida contemporánea. Me contó que existe la posibilidad de comprar muñecas de aspecto humano que tienen calor y ademas lubrican. Pero eso no era lo sorprendente. Me contó también que los hombres que tienen estas muñecas tienen lugares de reunión: discotecas en donde sientan a sus "bimbos" de plástico a su lado mientras ellos conversan con los amigos y se toman unos tragos; clubes con piscina donde las muñecas se "asolean" en sillas de playa mientras ellos nadan un rato y se acercan al borde a compartir un whisky, conversar y mirarlas.
Supongo que ese sería el escenario perfecto para muchos. Un objeto que se vea como la mujer ideal, con los ojos, el pelo, la piel, las tetas, la estatura y todo lo demás hecho a pedido. Que no hable, no piense, no actúe y esté siempre con los orificios disponibles, sin que ellos tengan que hacer ningún esfuerzo por ellas más allá de haberlas solicitado con su tarjeta de crédito. La sumisa perfecta(¿?).
Mientras eso sucede, los Amos (y todos los demás) tendrán que entender que las sumisas no son un fetiche. No son como como el zapato inerte que el fetichista lame, besa, toca y con el que se masturba para satisfacerse. No son máquinas expendedoras de placer en las que se insertan monedas de adulación y zalamería hasta que sale sexo por el dispensador. La Dominación/sumisión implica el trabajo de ambas partes. Sí, claro, la sumisa se entrega, pero no da "un regalo" en el sentido de obsequiar algo que el otro igual puede guardar debajo de la cama agarrando polvo hasta que llega el día de la mudanza, en que hay que deshacerse de las cosas que no se usan. La sumisión implica un trabajo conjunto, en que uno y otro ponen de sí, de su tiempo, de su esfuerzo, de sus conocimientos, de sus afectos, en la construcción de un vínculo que los satisface a ambos.

martes, 3 de julio de 2012

¿Que eres qué? ¡Eso no existe!

Hace unos días entré a una sala de chat española. Hice una pregunta abierta en la sala: '¿Qué pensarían y sentirían si una sumisa le dice a su Amo que quiere tener un sumiso?'. La primera frase de respuesta que leí fue 'entonces no es tan sumisa', luego 'una sumisa no tiene sentimientos dominantes', 'una sumisa es una sumisa y un Dom es un Dom', y otras cosas por el estilo. Muy pronto la discusión se desvió a cómo debía ser una sumisa, y a que los switch eran sólo sumis insatisfechos que, en caso de tener cubierto sus necesidades y deseos como sumis, no se volcarían a ser Doms; o a personas indecisas que aún no habían encontrado su rol. En resumen, no se puede ser switch, eso no existe. A lo más, es un estado pasajero, producto de la insatisfacción.
Unos días después estaba en una sala de chat colombiana. Alguien preguntó sobre un término que se había encontrado hace poco y no estaba segura de lo que significaba: 'heteroflexible". Le respondí que se refería a una persona cuyo deseo erótico-afectivo estaba en personas del sexo opuesto pero que, bajo ciertas circunstancias, aceptarían involucrarse con personas del mismo sexo. Como una mujer que, en general, no está interesada sexualmente en otras mujeres pero, por complacer a su pareja, ocasionalmente vive con él tríos con otra mujer. Sin embargo, por fuera de esa situación no le interesaría tener como compañera a una mujer. Otras respuestas fueron versiones distintas de: 'eso no existe, se es hetero, homo o bisexual'.


Como esos, sé que a cualquiera se le ocurre algún ejemplo de una discusión en que hayan estado de 'eso no existe'. Y a mí se me ocurren varias preguntas: ¿Por qué tanta necesidad de excluir?, ¿Por qué tanta necesidad de clasificar? No digo que las categorías sean inútiles. En términos generales, al relacionarnos con alguien sirven para hacernos una idea global de los intereses, gustos y las cosas que pueda rechazar, y así encontrar coincidencias y desacuerdos. Sin embargo, ¿son realmente tan importantes las categorías como para que cualquiera que no quepa en nuestra definición sea rechazado? Más allá de esas nociones generales, encuentro extraña esa necesidad de una palabra precisa, limitada, restringida, para definir 'qué' o 'quién' es cada uno y, sobre todo, ese deseo imperante de ir cargando con etiquetas autoadhesivas en los bolsillos para pegarlas en las personas con quienes nos relacionamos, y así estar seguros de "qué" son.
No sería más fácil si, en vez de pensar en que nos relacionamos con Doms, sumis, switchs, curiosos, interesados, o lo que sea, ¿intentáramos primero relacionarnos simplemente con una persona? A lo mejor nos encontraríamos con sorpresas agradables, coincidencias, intereses, y hasta darnos cuenta que, aunque no podamos ponerle en la frente una de las etiquetas que cargamos a mano, nos demos cuenta que esa persona sí existe.

miércoles, 6 de junio de 2012

Cómo conseguir sumisa

Un día cualquiera se sienta usted frente al computador y decide que se va a conseguir una sumisa. Eso es lo que se merece. Una mujer que haga, en la cama o donde sea, cuanta pirueta se le ocurra a usted, sin pedir nada a cambio, sin necesidad de seducirla, y que además le gusta que la traten duro. El porno, ese gran maestro, le ha enseñado que eso es una sumisa, así que ¡aquí vamos! Usted se decide a abrir un perfil y aprovechar la red para conseguirse una. Paso a paso, lo que se debe hacer para conseguir fácilmente una sumisa.

1. Escoja un buen nick:
Todo el mundo sabe que el nick es la carta de presentación. Si no quiere restringir su búsqueda al bdsm, ya que usted está de cacería y le disparará a todo lo que se mueva, puede usar algo creativo como 'temetolaverga' o 'perravenymelachupas'. No hay nada más encantador para una mujer, más aún si es sumisa, que un nick elegante y discreto, que demuestre la sutileza de quien le escribe. 

2. Seduzca con las fotos:
Sea original. Agarre su celular, su webcam o el aparato que tenga a mano, y tómese por lo menos 15 fotos de su verga en distintas posiciones y ángulos. A nadie antes se le ha ocurrido hacerlo, y así usted podrá destacar entre los perfiles que ella observa, porque ninguno de los demás perfiles tiene fotos de miembros, erectos y flácidos, con boxers, calzoncillos, desnudos. Usted será el primero, el único. Además, esto resulta altamente atractivo a las sumisas, porque no se le ocurra pensar que ellas desean someterse a una persona que se gane su sumisión, ¡No! Ellas se someterán a la primera verga que encuentren. Se lo aseguro, su imaginación no se equivoca.



3. No lea perfiles:
Usted es el mejor. Y no hay necesidad de demostrarlo. Por eso, escríbale a todas sin revisar sus perfiles. Que no le importe si tienen Amo, si tienen pareja y sólo participan en pareja, si ni siquiera son sumisas, si buscan a alguien de su mismo sexo, nada de eso es relevante. Tan pronto reciban su mensaje, le obedecerán. Además, las conquistará con ese acto poderoso de ignorar por completo lo que dicen de sí mismas y de sus intereses.

4. El conocimiento necesario:
Esta es una de las recomendaciones más importantes. Usted ya sabe lo que quiere. No se preocupe por averiguar sobre bdsm. Además, es dificilísimo, seguro en su navegador google no funciona. No necesita perder tiempo informándose sobre qué es o cómo se maneja el bdsm. Y a las sumisas no hay nada que les guste más que alguien que evidencia no tener ni idea de lo que habla, que no se esfuerza por conocer un poco y que, además, no le importa.

5. El contenido del mensaje:
Asegúrese de enviar un mensaje definitivo. Utilice palabras como 'perra', 'puta', 'zorra', y dé órdenes desde el primer minuto. ¿Conoce usted alguna mujer que no quede derretida cuando un desconocido empieza a tratarla de esa manera y a darle órdenes? Seguro que no. Seguro usted ha probado la misma estrategia en bares y discotecas cuando le atrae una mujer. Se le acerca, la insulta, le ordena que le chupe la verga y ella se arrodilla de inmediato.

Si después de seguir estos consejos aún no ha conseguido una sumisa, ¿Qué cree que pudiera haber hecho mal?

Nota: Para los que necesiten aclaración, este texto pretende ser, al menos, sarcástico. Espero que ninguno sea lo suficientemente tarado ingenuo para ponerlo en práctica luego de leerlo, que ya suficientes hay en la red que lo hacen.


domingo, 3 de junio de 2012

Con entrada abierta


Hace poco alguien me decía con cara de sorpresa '¿Tú te imaginas cómo hacía la gente del bdsm para conocerse antes que existiera internet? ¡Yo no me imagino cómo!'
La red nos acerca, nos permite identificar y acercarnos (ambas cosas virtualmente hablando, por supuesto) a otros con gustos o expectativas similares. El anonimato y la confianza de estar en un espacio donde seguramente otros tienen los mismos deseos, las mismas dudas, los mismos miedos, nos facilita expresar cosas que en casi cualquier otra circunstancia nos reservaríamos con recelo y a veces hasta con vergüenza.
Internet abre espacios nuevos, nuevas formas de comunicación. Con enormes ventajas y también con algunos inconvenientes. Es frecuente que en los chats, foros, grupos, tablones de anuncios y demás se generen afectos y desafectos, envueltos todos en un maremágnum de pasiones que deja por el suelo el guión de la más melodramática de las telenovelas. No faltan tampoco los que entran como si les repartieran en la entrada un catálogo para que escogieran a quien se les antoje, o un menú para solicitar los servicios que prefieran.
Supongo que estas y otras situaciones, junto con la búsqueda de gente afín, de tener gente confiable con quien realizar actividades, kinky o no y, por qué no decirlo, a veces también el deseo de destacarse de los demás y sentirse distinto, son las que han generado, por un lado, la aparición de grupos más o menos cerrados en el BDSM y, por otro, algunas actitudes de "yo con 'esos' no me junto".
Aclaro que no estoy exenta de esas sensaciones. De hecho hace algún tiempo, junto con una amiga, nos lanzamos a organizar encuentros informales de gente interesada en la escena, eso sí, dándole rienda suelta a toda mi paranoia. Con el temor de que llegaran personajes convencidos que Amas o sumisas son poco más que 'expendedoras de placer' a disposición de quien sea, o que el encuentro iba a ser poco más que una excusa para conseguir compañeros sexuales, decidí (y pobre mi amiga que me aguantaba, jeje) ser enormemente restrictiva con la convocatoria, invitando sólo unos pocos cada vez, pidiéndoles además absoluta reserva sobre los encuentros, convencida que era la única manera de lograr seguridad.

Hubo hace poco en Bogotá un evento al que me hubiera gustado ir aunque, paradójicamente, del todo opuesto a las restringidas reuniones en que yo me sentía segura. La 'verbena bedesemera' para celebrar el primer año de existencia del grupo BDSM/fetish Colombia en fetlife. La convocatoria era del todo abierta, completamente, era bienvenida cualquier persona, con cualquier preferencia, de cualquier origen, sin restricciones, con plena libertad para los asistentes de decidir si asistían envueltos en látex o simplemente en jeans y camisa, al igual que una no-obligatoriedad del uso del protocolo. No se me ocurre qué agregar para que la invitación pudiera haber sido aún más amplia.
La reunión fue todo un éxito. Lo que me comentan quienes fueron es que se divirtieron mucho, y que no sucedió ninguna de esas situaciones que yo tomaba todas las precauciones para evitar. Esta fue una de esas cosas en la vida que me enseñaron, gratamente, que estaba equivocada, que la vida real no es como internet, que fue gente diversa, algunos con quienes seguramente siento más empatía que con otros, pero en un ambiente tranquilo, divertido, tan abierto como la invitación que se hizo, donde los dramas de la red pasaron a un segundo plano y donde lo importante era reunirse, divertirse, verse, reirse y, bueno, alimentar los sentidos y disfrutar de aquello que cada quien busca en el bdsm.