lunes, 25 de febrero de 2013

Para ti, internauta buscapolvos

Dentro de la variopinta fauna de la red, hay un personaje con el que todas nos hemos encontrado alguna vez:  el internauta buscapolvos. Es ese caballero que busca saciar su necesidad/carencia de sexo, y que aborda a las mujeres con esa actitud que tantas veces hemos visto: "oye, tú, cosa con vagina, ando excitado." No pretendo que este post modifique su comportamiento pero si, por una vez, alguno de ellos realmente me escuchara, esto sería lo que le diría:

Eres un internauta buscapolvos, te sientes a tus anchas en internet, ese maravilloso lugar donde asumes que no necesitas perder el tiempo seduciendo o cortejando, lleno de mujeres a tu disposición para calmar tus ganas. Yo no soy una de ellas.

- No soy un objeto: Puede que te resulte difícil de creer, o que simplemente no te importe, pero soy una persona. Si me tratas como si me llevaras a una carnicería donde puedes destazarme, desechando primero el cerebro, por supuesto, para hacer uso a tus anchas de pedazos de mi cuerpo, pierdes el tiempo conmigo. Sé que, con excepción de tu santa madre (y Dios bendiga a tan noble ser por haberte engendrado), consideras que las mujeres son simples pedazos de carne para tu divertimento. Ese es tu asunto, tienes derecho a pensar lo que se te antoje, pero no esperes que yo actúe de esa manera.

- No estoy a tu disposición: No estoy en un anaquel esperando a que llegues a tomarme para satisfacerte. Yo tomo decisiones sobre mi cuerpo, mi sexualidad y con quién me relaciono. No estoy interesada ni obligada a complacerte, satisfacerte, educarte, guiarte, mostrarte o cualquier otro verbo que se te ocurra. Sí, me estás hablando en un sitio para adultos, pero eso no significa que me esté ofreciendo, o que tengas el más mínimo derecho sobre mí. De nuevo, estás en tu derecho de buscar lo que te interese, consumir y desechar, si eso es lo que te atrae. Eso no pelea con mi derecho a decirte que no.

- La zalamería no me impresiona: Espero un buen trato de quienes conversan conmigo. Pero que me llames "bebé", "nena", "linda", "princesa", o que me digas lo linda que te parezco no es el camino para conseguir un polvo conmigo. Reservo ese trato para las personas con quienes he desarrollado algún tipo de cercanía. No faltará aquí el que lea y responda "ah, le gusta que la traten a las patadas". NO. Una conversación agradable con un trato respetuoso basta para llamar mi atención.

- Hay otros haciendo lo mismo que tú: ¿Sabes cuántos mensajes, en el perfil o en el chat, me llegan ofreciendo lo mismo que tú? Y no porque yo sea especial, le pasa exactamente lo mismo a todas las demás. Es porque hay decenas como tú, enviando los mismos mensajes, diciendo las mismas cosas: "tengo una verga de...", "me encanta hacer sexo oral", "soy un experto en...", "te hago lo que quieras", y demás frases por el estilo. ¿Qué hay de diferente o llamativo en un mensaje enviado por ti que me haga interesarme? Nada. Absolutamente nada.

- Tus necesidades/carencias/ganas me tienen sin cuidado: Que TÚ estés excitado, que TÚ tengas un fetiche de pies, que TÚ desees dar o recibir azotes, lluvia dorada, lengua, penetración o cualquier otra cosa, es TU problema, no mío. Tengo claro que a ti no te interesa lo que yo deseo y, como con todo lo anterior, es tu soberano derecho. Yo también lo ejerzo: lo que desees me resbala.

- Aprecio las habilidades sociales: Eso significa que espero una conversación, no una entrevista. Espero algo más que simplemente te dediques a escribir las preguntas pre-pedido-de-msn-la-cámara-y-la-vueltica, una interacción a partir de mis respuestas y no simplemente que pases a la siguiente pregunta como si fuera una encuesta. Al igual que con los mensajes de ofrecimiento, muchos hacen las mismas preguntas iniciales: ¿De dónde eres?, ¿A qué te dedicas?, ¿Qué te gusta hacer?. Mis respuestas también serán las mismas. La diferencia está en qué hagas tú con esas respuestas. Ignorarlas y seguir con la encuesta (lo que demuestra que te importa un bledo cómo responda) o efectivamente armar una conversación a partir de ellas.

- No veo a las demás personas como objetos: Si la conversación no fluyó y ya te diste cuenta que no lograrás sexo conmigo, no me pidas que te presente a alguien más. No tengo un servicio de citas ni soy proxeneta. El mero sentido común me impide pensar siquiera en algo como "oye, amiga, ¿qué te parece si te presento un desconocido de internet, igualito a los que se te ofrecen a ti, que está excitado y con ganas?". Y, lo más importante, considero a las mujeres que conozco como mucho más que objetos para el placer, así que no las ando ofreciendo o presentando.

- Aprende a manejar el rechazo: O, por lo menos, insulta con inteligencia. Si ya notaste que no follaré contigo ni te daré material para pajearte, no ha pasado nada, tú eres uno más de los que se ofrecen, y yo soy una más a la que te le ofreciste. No empeores las cosas mostrándome que tienes la madurez emocional de un niño de 5 años cuando se le niega un juguete, haciendo una pataleta. Decirme cosas como "puta", "fea", "amargada" y demás insultos que cualquier niño de primaria podría superar no me va a hacer sentir mal. Eres un desconocido de internet. ¿Crees que busco tu aprobación? Además, tú eres quien fuiste rechazado por alguien a quien consideras todo eso, así que... eso debe ser aún peor.

Seguramente todo lo anterior te parece complicadísimo y consideras que he de tener muchos requisitos. Si una conversación simple, en la que participes con tus opiniones y tengas en cuenta las mías te parece algo muy difícil de lograr, entonces tenía razón desde el principio, y probablemente ni siquiera hayas llegado hasta este párrafo, y estarás en un compulsivo copiar y pegar mensajes de ofrecimiento a todas las mujeres.

jueves, 3 de enero de 2013

Convirtiendo el placer en ciencia. Convirtiendo el deseo en religión.

Una de las características principales de las congregaciones religiosas que conozco es la diferencia que hacen entre predestinados, iniciados, verdaderos y salvos, frente a los malignos, falsos, despreciados y condenados. Lo primero que se aprende es a diferenciarse de los excluidos. Esta es también una de las razones por las que me resulta tan difícil pertenecer a alguna de ellas. Me aburren los clubes, los cónclaves, los congresos, y todo aquello que me huela a membresía. Al igual que Groucho Marx, "no deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo".
Esa actitud, esa necesidad de exclusión y reafirmación, se extiende a otros espacios, y aparecen entonces los "verdaderos" metaleros, los "verdaderos" vegetarianos, los "verdaderos" hinchas de tal equipo, los "verdaderos" fanáticos de Batman... y los "verdaderos" bedesemeros, repitiendo casi todos una frase que va más o menos como "es que hay gente para la que esto es una moda, pero para mí es un estilo de vida", como si eso lo hiciera más válido y mejor, con la boca y los dedos listos para rotular a los impuros, a los "pseudos", a los que no siguen la verdadera doctrina. Esto me resulta paradójico, porque esos mismos que señalan son los que piden respeto para sí, por vivir unas formas de pareja o de placer erótico que se salen de los estándares socialmente admitidos, pero que reproducen la misma discriminación de que son objeto despreciando a otros.
¿Qué mejor oficio para un sádico que un Inquisidor?, ¿Quién hubiera pensado que Torquemada aparecería de nuevo en el espíritu de los bedesemeros? Y no me refiero a las fantasías de calabozos y torturas en potros y cepos, sino a aquellos que lideran la nueva Inquisición, para suprimir la herejía de esos advenedizos que no se dan cuenta que existe una y única manera de vivir el BDSM: la que esos sabios, verdaderos y puros están, humildemente y sin interés alguno, dispuestos a enseñarles. Parece ser que el próximo best seller, luego del boom de 50 sombras, será una edición revisada del Malleus maleficarum especial para bedesemeros, para que nuestros sadoinquisidores puedan viajar por el mundo condenando, ahogando y quemando a todos aquellos que vivan el bdsm de manera distinta a la santa doctrina.
La ciencia, por su parte, también tiene sus estrategias de discriminación y exclusión. El lenguaje es una de ellas. Una manera sencilla de identificarse entre personas con el mismo oficio es el manejo del lenguaje técnico, incomprensible y vedado a quienes están fuera del gremio. Por supuesto, muchas de esas palabras son útiles para entenderse y saber de qué se habla. No hay nada más desesperante para quien atiende una ferretería que recibir a un cliente que necesita "el coso del cosito" que es "más o menos de este tamaño". Y no me quiero imaginar un sumiso que acepte un ballbusting sin saber qué es.
Pero evitar malos entendidos pasa a un segundo plano cuando la intención del lenguaje es excluir y discriminar. Es ahí cuando enfocamos la atención en el lugar equivocado. Cuando la aceptación y el estatus en el grupo dependen de saber palabras y significados, que no son pocas en el bdsm: fisting, pegging, facesitting, ballbusting, spanking, branding (y la lista continúa); y cuando quienes no los conocen son objeto de burlas y desprecio. Cuando un abusador con experiencia y conocimiento de las palabras y las técnicas es envidiado, mientras que un neófito que actúe con responsabilidad y respeto es mirado con desconfianza.
Tengo perfectamente claro que muchas de las prácticas que se llevan a cabo en el bdsm implican riesgos físicos y emocionales y que, por lo tanto, es necesario informarse e ir con cuidado, minimizando al extremo la posibilidad de cualquier inconveniente. Pero a veces llegamos al punto en que el placer, la diversión, lo que se vive con el otro también pasa a un segundo plano y casi que desaparece, importan sólo el conocimiento y el reconocimiento: "yo he hecho", "yo soy el que más", "yo soy la única", "yo practiqué bdsm en otro país", "yo llevo muchos años haciendo" y otras frases que se repiten en cada encuentro. Por supuesto, espero estar siempre dispuesta a aprender de las vivencias y conocimientos de otros, y sé que hay gente con unos niveles de experticia que me causan asombro. Pero para mí, siempre, antes que ser un buen bedesemero importará si alguien es buena persona.
Y mientras aumentan los sacerdotes y los maestros, yo, al igual que otros, ni doctos ni salvos, seguiré en el BDSM practicando lo que más me gusta: loquesemedelaganing.

sábado, 8 de diciembre de 2012

No esperes de mí...

Probablemente hemos conversado un par de veces en algún chat de una red social o hemos intercambiado un par de mensajes. Tal vez incluso hayamos coincidido en algún munch. Sé que me conoces poco, por eso escribo esta entrada. No es un "manual" sobre las sumisas, ni son premisas universales. Escribo a partir de mi experiencia y mis vivencias, y de la manera como entiendo, vivo y siento el bdsm.


Sí, soy sumisa. No sé qué idea tengas al respecto, y eres libre de pensar lo que desees. Sin embargo, es mejor que no esperes de mí:

- Que sea una puta a tu disposición: Encontrarás en el BDSM un amplio espectro de posibilidades de relacionarse, matrimonios o noviazgos entre un(a) Dom y su sumi; contactos de sesiones ocasionales; un rato de diversión; sumis que están disponibles en play parties para jugar, incluso, con gente desconocida; grupos de personas que tienen actividades conjuntas, y otras más que se me escapan. Lo que tienen en común todas estas situaciones es que la gente que se involucra en ellas lo hace voluntariamente, porque quiere hacerlo de esta manera. Así, yo también decido cómo, cuándo y con quién me involucro. Sí, soy sumisa. Sí, mi sexualidad es parte de mi sumisión. No, no estoy a tu disposición. A ti y a mí no nos une ningún vínculo, apenas te conozco. Por lo tanto, no tienes ningún derecho sobre mí, y asumir que lo tienes sin que yo te lo haya otorgado, sólo logrará que te deslices vertiginosamente por la cuesta que lleva a los ignorados de mi lista.

- Que sea débil o dócil: Mi sumisión no es producto de una falla o carencia en mi personalidad. Ser sumisa es una de las decisiones que he tomado en la vida. Igual que decido sobre mi posición política, mi filiación religiosa, las películas que veo, la música que escucho, la gente con la que me relaciono, entre otras muchas cosas. No esperes que me guarde mi opinión si estoy en desacuerdo contigo, cualquiera que sea el tema del que hablemos; ni que pierda voluntariamente una partida de cualquier cosa por ser sumisa; ni que no pueda decidir sobre mi vida o mi cotidianidad, ni que te necesite para hacerlo. Ser sumisa es, para mí, una opción. Lo soy porque me satisface, me agrada, porque tengo la fuerza de carácter suficiente para tomar la decisión más importante para una sumisa: la de entregar mis decisiones a otro.

- Que te trate de manera especial: Te identificas como Dom. Me parece sensacional. Yo, antes de cualquier otra cosa, soy una persona, y te veo como una persona. Te trataré con el mismo respeto y cordialidad que tengas conmigo. Buscando en la red, estos son algunos de los sinónimos que encontré en el diccionario para "protocolo": ceremonia, parafernalia, aparato, etiqueta, solemnidad, formalidad, ritual, rito, regla, reglamento, formulismo, fasto, ceremonial. "Respeto" no es uno de ellos. Reservo el uso del protocolo para mi relación D/s, para mi Amo. Contigo no me une ningún vínculo (¿ya te había aclarado eso?), así que te trataré de la misma manera en que trato a cualquier persona con la que me relacione. Si consideras que no referirme a ti como "Señor" es una falta de respeto, estás en tu derecho. Al igual que estás en tu derecho de no seguir en contacto conmigo si mi actitud te incomoda.

- Que el BDSM sea la única dimensión en mi vida: Decidiste hablarme porque viste algo en mi perfil que indicaba afinidad con el BDSM. Eso significa que, tal vez, tengamos en común algunos gustos (aunque no necesariamente). Sin embargo, y aunque entiendo la familiaridad que genera el anonimato de la red, te sentarías al lado de alguien que no conoces y le preguntarías: "Hola, ¿y a ti te gusta que te digan 'perra' mientras te dan nalgadas?". No conozco tu experiencia como conquistador/seductor pero, en mi opinión, no sería esa la manera más exitosa de acercarse a alguien o de iniciar un contacto. Tú y yo no tenemos ningún vínculo (tal vez leíste esto antes), por lo que no existe hacia ti la confianza suficiente para contarte mis prácticas o gustos sexuales. Además de sumisa me considero gamer, me encanta el blues, me gusta la cocina y aprender recetas o combinaciones que no conocía, me gustan el cine y otras cosas trascendentales e irrelevantes por igual. Si pretendes mantener algún contacto conmigo, y el BDSM es el único tema posible para ti, pronto empezarás a hacerme bostezar (y eso no es bueno).

- Que solucione tus necesidades/que esté a tu servicio: Tal vez llevas años soñando con escenas BDSM, o quizá te encontraste por casualidad algo que te llamó la atención en la red y decidiste curiosear. De repente te encontraste con que no eres el único que tiene esos gustos o deseos y estás emocionado. Sé que no es algo fácil, que nuestra sociedad condena y sataniza todo aquello que no se enmarque dentro de sus pautas de "normalidad", y que además tienes muchos deseos de vivir tus fantasías. Te deseo de corazón que muy pronto encuentres con quién vivirlas y que sea absolutamente placentero para ti y quienes lo compartan contigo. Pero no es mi problema. No hay ningún vínculo entre tú y yo (a que ya habías leído esto, ¿no?) y apenas hemos cruzado algunas líneas en una red social. 
No soy tu amiga, ni tu guía, ni tu maestra, ni tu cómplice. No tengo obligaciones contigo. Al igual que yo, otras personas con las que hables en la red y en la vida real estaremos dispuestas a darte la bienvenida al tema y a mostrarte algunos recursos que conozcamos y que puedan interesarte. Seguramente si participas en los foros haciendo preguntas habrá más de una persona que, de manera desinteresada, opine o te sugiera algunas posibilidades para aprender más. Pero es tu camino, y eres tú quién debe construirlo. Asumo que, si te interesa realmente, estás dispuesto a hacer algún esfuerzo por lograr lo que deseas. Celebraré y me alegraré por ti cuando consigas sumisa, pero ni es mi responsabilidad ni manejo un servicio de citas. Así que no esperes que te presente sumisas, ni que te lleve de la mano a los encuentros, ni que te haga una introducción en los diferentes grupos sociales, ni que te explique ciertas cosas cuando ni siquiera te tomas el trabajo de leer someramente sobre aquello que supuestamente te trasnocha. 

Tal vez has llegado a este punto y me estás mirando con sospecha. A lo mejor se te están cruzando por la cabeza frases como "¡pero qué exigente!", o "¿qué se creerá esta?" No considero que sea algo excesivo creerme una persona, y esperar que me trates como tal. Te aseguro que haré lo mismo contigo.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Yo Tarzán, tú Jane


Algunos apuntes sobre fauna bedesemera y esos personajes que nos encontramos de cuando en cuando. Seguramente es posible encontrar algunos de ellos en otro tipo de grupos, pero me refiero aquí a cómo se encuentran en el ecosistema BDSM. A los que se sientan aludidos, tómenlo como un pequeño homenaje.

- Los sumisos hagoloquesea / notengolimites: Suelen aparecer en las salas de chat y redes sociales, ofreciéndose indiscriminadamente a Doms y sumis por igual, sin leer perfiles o preocuparse si la otra persona está comprometida, interesada o siquiera busca lo mismo. Casi siempre se acaban de encontrar con el tema y les parece atractiva la idea de "experimentar sexo rarito". Aunque se ofrecen como esclavos, no suelen estar interesados más allá de un rato de estimulación. Y, por lo general el "loquesea" se ve drásticamente reducido cuando alguien les plantea posibilidades reales y concretas de lo que un Ama podría demandar de ellos. 

- Los Dominantes "naturales": Estos me causan mucha gracia. Son caballeros que tratan de explicar su rol dentro del BDSM a partir de características de la personalidad o actitudes en la vida, como si ser Doms fuera una especie de "destino" marcado en su carta astral. Entonces hacen el listado de aquello que hacen "naturalmente" y que los lleva de manera "natural" (la redundancia es completamente intencional) a ser Doms. Se describen como líderes, asertivos, a cargo de responsabilidades, capaces de tomar decisiones, entre otras cosas. Paradójicamente, la mayoría de sumisas que conozco las podría describir exactamente igual, compartiendo las mismas características que estos Doms presumen que los hacen "Dominantes naturales", será entonces que estas sumisas independientes, proactivas, responsables ¿están negando su "destino"? Cada vez que me encuentro con un personaje de estos me pregunto cómo será una "sumisa natural" o un "switch natural", y los que no son "naturales" ¿Qué vendrán siendo?. Más allá de esto, lo que se me ocurre cuando alguien, sin que nadie le esté preguntando, decide aclarar, explicar o demostrar que es Dom, es una frase de la sabiduría popular: Dime de qué alardeas y te diré de qué careces. Al fin y al cabo, alguien que está seguro de quién es no necesita ostentar de ello, ¿o sí?


- Los "yo Tarzán, tú Jane": Son esos Doms que se acercan a las sumisas con un universo absolutamente restringido, donde la única posibilidad de contacto y comunicación son las prácticas y gustos BDSM. Por lo general las dos primeras líneas son el perfil sociodemográfico elemental (edad y localización) y el resto de la conversación es algo como: "Yo Dom, tú sumi, ¡ugh, ugh! (golpes con los puños en el pecho). Yo mandar, tú obedecer. Tu gustar y querer azotes y verga en boca. Si tú no obedecer, tú ser mala sumisa."

- Los sabios: Esos especímenes que abundan en los espacios virtuales y reales, que saben con milimétrica precisión cómo deben sentir, pensar, actuar y vivir los demás. Es fácil reconocerlos porque suelen usar frases del tipo "una verdadera sumisa debe", "una sumisa no puede", "si no hace x o y, entonces no es tan Amo", "en una relación D/s no tienen cabida los sentimientos de...", "si estás aquí es para...", "las fotos de tu perfil deberían contener esto y aquello." Son los que recitan de memoria los manuales y compendios de reglas, se saben todos los protocolos y conjugan adecuadamente los verbos bedesemeros con los sustantivos bedesemeros. Su principal gusto y placer consiste en evaluar y criticar las vidas y relaciones de los demás, haciendo énfasis en cómo los demás no cumplen con sus estándares verdaderos y universales.

- Los comatosos lagrimones: Son aquellos personajes que ocasionalmente asisten a actividades reales o virtuales (charlas, munchs, play parties, entre otras) y que jamás reconocerán el trabajo que implica hacerlas, y mucho menos lo agradecerán. Eso sí, están prestos a identificar y puntualizar todas las fallas y carencias posibles: "a la charla le faltó algo", "el munch estuvo como flojo", "debería haber más x, y o z en esas reuniones", "no hubo suficientes actividades/Doms/sumis en el evento". Padecen, además, de un extraño coma que les impide hacer el más mínimo esfuerzo para construir cualquier cosa colectiva, eso sí, por lo que no se puede esperar de ellos ningún tipo de acción concreta más allá de la queja.

Sé que no acaba aquí la diversidad de lo que se encuentra en este mundillo, pero seguro han reconocido a más de uno aquí.

sábado, 25 de agosto de 2012

Lo que pienso y no digo

Últimamente he aprendido que decir lo que se piensa no siempre es lo políticamente correcto. Así que, sin personalizar, para todos aquellos que alguna vez me han abordado o hablado de las siguientes maneras, va lo que realmente pienso:
  • "Hola, soy un Dom experimentado, tengo más de ___ años de experiencia en el BDSM y te solicito (exijo) que me trates de 'Señor'". Mi respuesta suele ser algo del tipo "el protocolo tiene para mí un fuerte significado, por eso reservo su uso a personas con quienes he construido lazos o relaciones en donde tenga cabida para ambos." Lo que pienso y no digo es "si ud. es un imbécil caballero inseguro que necesita que lo señoreen hasta las desconocidas para sentirse mejor, no es mi problema".
  • "No eres una verdadera/buena sumisa." Esa es campeona. Por lo general mi respuesta es "bueno". Lo que pienso y no digo es: "Prefieres negar tu incapacidad de lograr que te obedeciera o me comportara como tú lo deseas y responsabilizarme a mí. Me parece bien, yo no soy la que necesita que otros me reafirmen y, por lo tanto, tu opinión me resbala."
  • "¿Qué tan sumisa eres?". Mi respuesta depende de mi estado de ánimo y varía entre "Poco con quien tiene que hacer esa pregunta.", "Soy sumisa al 73.58%", "Soy sumisa nivel 14 según la Academia Mundial del BDSM" (esta última se la copié a una amiga). Lo que pienso y no digo es "si piensas que la obediencia depende sólo de la sumisa y que el Amo no tiene que hacer ningún trabajo, eres un flojazo."
  • "Hola, ¿te gusta que te claven duro?". Mi respuesta es un simple "no". Lo que pienso y no digo es "si todas las neuronas las tienes en la verga, no me tomaré el trabajo de entablar contigo una conversación".


  • "¿Eres sumisa en todo?/¿Haces todo lo que te pidan?". Mi respuesta también varía dependiendo del ánimo, puede ser "no", o "sí, claro, si me piden que robe un banco o que vaya y cace un panda, arranco enseguida". Lo que pienso y no digo es "¡siguienteeeee!".
  • "Preséntate". Esa me enoja de entrada, así que cuento hasta 10 y digo algo como "no entiendo", "soy nueva", "no manejo el protocolo" si estoy de MUY buen ánimo. En su defecto, simplemente ese personaje pasa a la lista de ignorados. Lo que pienso y no digo es: "¿¿¡¡En serio??!! ud. me aborda, está desesperado por tener sumisa, la ley de oferta y demanda me favorece, hay al menos media docena más de tipos hablándome por la misma razón y ¿¿¿ud realmente cree que YO me tengo que presentar para que ud. me evalúe??? Si ud. es un pelmazo individuo que no es capaz de relacionarse con una sumisa como persona, no gastaré mi tiempo." Antes del rol somos personas, yo no trato con Doms o con sumis, yo trato con personas.
  • "¿Te gusta que te peguen y te traten mal?". Mi respuesta suele ser corta, un simple "no", para no decir lo que realmente pienso: "De verdad ¿¿fue tan poco su esfuerzo de mirar en google que eso fue lo único que vio??".
  • "Zorra, llegó tu Amo". A esta usualmente no respondo y lo paso directamente al 'ignore'. Lo que pienso y no digo es: "Además de pajero, perezoso, y seguramente mal polvo."
  • "Hola. ¿Cuáles son tus límites?". Esta pregunta, si ya hemos hablado un poco, si se ha construido, al menos, una cierta confianza, algunas pocas líneas de acercamiento, me parece apenas lógica. Sin embargo, si es la segunda línea después de un saludo, no termina de cuadrarme. Por lo general, respondo cualquier cosa y de ahí en adelante me vuelvo monosilábica, mientras pienso: "pajero, aunque bedesemero, sigue siendo pajero".
De nuevo, soy una persona antes que un rol. Espero relacionarme con una persona antes que con un rol. Si eso no es posible, si no puedes verme como persona, te aseguro que jamás me verás como sumisa.