martes, 3 de julio de 2012

¿Que eres qué? ¡Eso no existe!

Hace unos días entré a una sala de chat española. Hice una pregunta abierta en la sala: '¿Qué pensarían y sentirían si una sumisa le dice a su Amo que quiere tener un sumiso?'. La primera frase de respuesta que leí fue 'entonces no es tan sumisa', luego 'una sumisa no tiene sentimientos dominantes', 'una sumisa es una sumisa y un Dom es un Dom', y otras cosas por el estilo. Muy pronto la discusión se desvió a cómo debía ser una sumisa, y a que los switch eran sólo sumis insatisfechos que, en caso de tener cubierto sus necesidades y deseos como sumis, no se volcarían a ser Doms; o a personas indecisas que aún no habían encontrado su rol. En resumen, no se puede ser switch, eso no existe. A lo más, es un estado pasajero, producto de la insatisfacción.
Unos días después estaba en una sala de chat colombiana. Alguien preguntó sobre un término que se había encontrado hace poco y no estaba segura de lo que significaba: 'heteroflexible". Le respondí que se refería a una persona cuyo deseo erótico-afectivo estaba en personas del sexo opuesto pero que, bajo ciertas circunstancias, aceptarían involucrarse con personas del mismo sexo. Como una mujer que, en general, no está interesada sexualmente en otras mujeres pero, por complacer a su pareja, ocasionalmente vive con él tríos con otra mujer. Sin embargo, por fuera de esa situación no le interesaría tener como compañera a una mujer. Otras respuestas fueron versiones distintas de: 'eso no existe, se es hetero, homo o bisexual'.


Como esos, sé que a cualquiera se le ocurre algún ejemplo de una discusión en que hayan estado de 'eso no existe'. Y a mí se me ocurren varias preguntas: ¿Por qué tanta necesidad de excluir?, ¿Por qué tanta necesidad de clasificar? No digo que las categorías sean inútiles. En términos generales, al relacionarnos con alguien sirven para hacernos una idea global de los intereses, gustos y las cosas que pueda rechazar, y así encontrar coincidencias y desacuerdos. Sin embargo, ¿son realmente tan importantes las categorías como para que cualquiera que no quepa en nuestra definición sea rechazado? Más allá de esas nociones generales, encuentro extraña esa necesidad de una palabra precisa, limitada, restringida, para definir 'qué' o 'quién' es cada uno y, sobre todo, ese deseo imperante de ir cargando con etiquetas autoadhesivas en los bolsillos para pegarlas en las personas con quienes nos relacionamos, y así estar seguros de "qué" son.
No sería más fácil si, en vez de pensar en que nos relacionamos con Doms, sumis, switchs, curiosos, interesados, o lo que sea, ¿intentáramos primero relacionarnos simplemente con una persona? A lo mejor nos encontraríamos con sorpresas agradables, coincidencias, intereses, y hasta darnos cuenta que, aunque no podamos ponerle en la frente una de las etiquetas que cargamos a mano, nos demos cuenta que esa persona sí existe.

1 comentario:

  1. Estoy totalemente de acuerdo con lo que dices aquí, Galatea. Como llevo tan poco conociendo el mundo BDSM las etiquetas se me parecen sospechosamente a las que usamos en la comunidad LGBT, en la que me encuentro claramente identificada con la L de lesbiana; sin embargo, ahora que hay tantas siglas en mi vida, no sé qué etiqueta me corresponde en esta nueva exploración de mí como persona, traduciendo en términos del mundo LGBT, vendría siendo algo así como Queer... jejejee la Queer del BDSM, o mejor dicho... http://segopinion.wordpress.com/2012/08/14/la-princesa-del-cuento/
    clarígula

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