domingo, 2 de diciembre de 2012

Yo Tarzán, tú Jane


Algunos apuntes sobre fauna bedesemera y esos personajes que nos encontramos de cuando en cuando. Seguramente es posible encontrar algunos de ellos en otro tipo de grupos, pero me refiero aquí a cómo se encuentran en el ecosistema BDSM. A los que se sientan aludidos, tómenlo como un pequeño homenaje.

- Los sumisos hagoloquesea / notengolimites: Suelen aparecer en las salas de chat y redes sociales, ofreciéndose indiscriminadamente a Doms y sumis por igual, sin leer perfiles o preocuparse si la otra persona está comprometida, interesada o siquiera busca lo mismo. Casi siempre se acaban de encontrar con el tema y les parece atractiva la idea de "experimentar sexo rarito". Aunque se ofrecen como esclavos, no suelen estar interesados más allá de un rato de estimulación. Y, por lo general el "loquesea" se ve drásticamente reducido cuando alguien les plantea posibilidades reales y concretas de lo que un Ama podría demandar de ellos. 

- Los Dominantes "naturales": Estos me causan mucha gracia. Son caballeros que tratan de explicar su rol dentro del BDSM a partir de características de la personalidad o actitudes en la vida, como si ser Doms fuera una especie de "destino" marcado en su carta astral. Entonces hacen el listado de aquello que hacen "naturalmente" y que los lleva de manera "natural" (la redundancia es completamente intencional) a ser Doms. Se describen como líderes, asertivos, a cargo de responsabilidades, capaces de tomar decisiones, entre otras cosas. Paradójicamente, la mayoría de sumisas que conozco las podría describir exactamente igual, compartiendo las mismas características que estos Doms presumen que los hacen "Dominantes naturales", será entonces que estas sumisas independientes, proactivas, responsables ¿están negando su "destino"? Cada vez que me encuentro con un personaje de estos me pregunto cómo será una "sumisa natural" o un "switch natural", y los que no son "naturales" ¿Qué vendrán siendo?. Más allá de esto, lo que se me ocurre cuando alguien, sin que nadie le esté preguntando, decide aclarar, explicar o demostrar que es Dom, es una frase de la sabiduría popular: Dime de qué alardeas y te diré de qué careces. Al fin y al cabo, alguien que está seguro de quién es no necesita ostentar de ello, ¿o sí?


- Los "yo Tarzán, tú Jane": Son esos Doms que se acercan a las sumisas con un universo absolutamente restringido, donde la única posibilidad de contacto y comunicación son las prácticas y gustos BDSM. Por lo general las dos primeras líneas son el perfil sociodemográfico elemental (edad y localización) y el resto de la conversación es algo como: "Yo Dom, tú sumi, ¡ugh, ugh! (golpes con los puños en el pecho). Yo mandar, tú obedecer. Tu gustar y querer azotes y verga en boca. Si tú no obedecer, tú ser mala sumisa."

- Los sabios: Esos especímenes que abundan en los espacios virtuales y reales, que saben con milimétrica precisión cómo deben sentir, pensar, actuar y vivir los demás. Es fácil reconocerlos porque suelen usar frases del tipo "una verdadera sumisa debe", "una sumisa no puede", "si no hace x o y, entonces no es tan Amo", "en una relación D/s no tienen cabida los sentimientos de...", "si estás aquí es para...", "las fotos de tu perfil deberían contener esto y aquello." Son los que recitan de memoria los manuales y compendios de reglas, se saben todos los protocolos y conjugan adecuadamente los verbos bedesemeros con los sustantivos bedesemeros. Su principal gusto y placer consiste en evaluar y criticar las vidas y relaciones de los demás, haciendo énfasis en cómo los demás no cumplen con sus estándares verdaderos y universales.

- Los comatosos lagrimones: Son aquellos personajes que ocasionalmente asisten a actividades reales o virtuales (charlas, munchs, play parties, entre otras) y que jamás reconocerán el trabajo que implica hacerlas, y mucho menos lo agradecerán. Eso sí, están prestos a identificar y puntualizar todas las fallas y carencias posibles: "a la charla le faltó algo", "el munch estuvo como flojo", "debería haber más x, y o z en esas reuniones", "no hubo suficientes actividades/Doms/sumis en el evento". Padecen, además, de un extraño coma que les impide hacer el más mínimo esfuerzo para construir cualquier cosa colectiva, eso sí, por lo que no se puede esperar de ellos ningún tipo de acción concreta más allá de la queja.

Sé que no acaba aquí la diversidad de lo que se encuentra en este mundillo, pero seguro han reconocido a más de uno aquí.

sábado, 25 de agosto de 2012

Lo que pienso y no digo

Últimamente he aprendido que decir lo que se piensa no siempre es lo políticamente correcto. Así que, sin personalizar, para todos aquellos que alguna vez me han abordado o hablado de las siguientes maneras, va lo que realmente pienso:
  • "Hola, soy un Dom experimentado, tengo más de ___ años de experiencia en el BDSM y te solicito (exijo) que me trates de 'Señor'". Mi respuesta suele ser algo del tipo "el protocolo tiene para mí un fuerte significado, por eso reservo su uso a personas con quienes he construido lazos o relaciones en donde tenga cabida para ambos." Lo que pienso y no digo es "si ud. es un imbécil caballero inseguro que necesita que lo señoreen hasta las desconocidas para sentirse mejor, no es mi problema".
  • "No eres una verdadera/buena sumisa." Esa es campeona. Por lo general mi respuesta es "bueno". Lo que pienso y no digo es: "Prefieres negar tu incapacidad de lograr que te obedeciera o me comportara como tú lo deseas y responsabilizarme a mí. Me parece bien, yo no soy la que necesita que otros me reafirmen y, por lo tanto, tu opinión me resbala."
  • "¿Qué tan sumisa eres?". Mi respuesta depende de mi estado de ánimo y varía entre "Poco con quien tiene que hacer esa pregunta.", "Soy sumisa al 73.58%", "Soy sumisa nivel 14 según la Academia Mundial del BDSM" (esta última se la copié a una amiga). Lo que pienso y no digo es "si piensas que la obediencia depende sólo de la sumisa y que el Amo no tiene que hacer ningún trabajo, eres un flojazo."
  • "Hola, ¿te gusta que te claven duro?". Mi respuesta es un simple "no". Lo que pienso y no digo es "si todas las neuronas las tienes en la verga, no me tomaré el trabajo de entablar contigo una conversación".


  • "¿Eres sumisa en todo?/¿Haces todo lo que te pidan?". Mi respuesta también varía dependiendo del ánimo, puede ser "no", o "sí, claro, si me piden que robe un banco o que vaya y cace un panda, arranco enseguida". Lo que pienso y no digo es "¡siguienteeeee!".
  • "Preséntate". Esa me enoja de entrada, así que cuento hasta 10 y digo algo como "no entiendo", "soy nueva", "no manejo el protocolo" si estoy de MUY buen ánimo. En su defecto, simplemente ese personaje pasa a la lista de ignorados. Lo que pienso y no digo es: "¿¿¡¡En serio??!! ud. me aborda, está desesperado por tener sumisa, la ley de oferta y demanda me favorece, hay al menos media docena más de tipos hablándome por la misma razón y ¿¿¿ud realmente cree que YO me tengo que presentar para que ud. me evalúe??? Si ud. es un pelmazo individuo que no es capaz de relacionarse con una sumisa como persona, no gastaré mi tiempo." Antes del rol somos personas, yo no trato con Doms o con sumis, yo trato con personas.
  • "¿Te gusta que te peguen y te traten mal?". Mi respuesta suele ser corta, un simple "no", para no decir lo que realmente pienso: "De verdad ¿¿fue tan poco su esfuerzo de mirar en google que eso fue lo único que vio??".
  • "Zorra, llegó tu Amo". A esta usualmente no respondo y lo paso directamente al 'ignore'. Lo que pienso y no digo es: "Además de pajero, perezoso, y seguramente mal polvo."
  • "Hola. ¿Cuáles son tus límites?". Esta pregunta, si ya hemos hablado un poco, si se ha construido, al menos, una cierta confianza, algunas pocas líneas de acercamiento, me parece apenas lógica. Sin embargo, si es la segunda línea después de un saludo, no termina de cuadrarme. Por lo general, respondo cualquier cosa y de ahí en adelante me vuelvo monosilábica, mientras pienso: "pajero, aunque bedesemero, sigue siendo pajero".
De nuevo, soy una persona antes que un rol. Espero relacionarme con una persona antes que con un rol. Si eso no es posible, si no puedes verme como persona, te aseguro que jamás me verás como sumisa.

jueves, 26 de julio de 2012

Una mañana y unas cuerdas

Una mañana en casa, unas cuerdas disponibles y... ¡muchas ganas de practicar nudos!, jeje. Una trenza hecha con una sola cuerda, un bucle de ocho doble, un nudo lanyard, un nudo cuadrado y uno decorativo para finalizar un extremo. Estos fueron algunos de los resultados:


Y acá tengo algunas esposas, sólo me hacen falta un par de manos voluntarias para ponerlas dentro, jajaja. Además va la prueba de un tejido de "alfombra", que no quería ponerlo solito.


Bueno, a eso me dediqué una mañana de estas, sugerencias y comentarios, siempre bienvenidos.

martes, 17 de julio de 2012

La máquina de sumisas


Ayer me encontré con un amigo con quien hace rato no hablaba. Terminamos conversando sobre el cuerpo y los cambios y desplazamientos que la vida contemporánea. Me contó que existe la posibilidad de comprar muñecas de aspecto humano que tienen calor y ademas lubrican. Pero eso no era lo sorprendente. Me contó también que los hombres que tienen estas muñecas tienen lugares de reunión: discotecas en donde sientan a sus "bimbos" de plástico a su lado mientras ellos conversan con los amigos y se toman unos tragos; clubes con piscina donde las muñecas se "asolean" en sillas de playa mientras ellos nadan un rato y se acercan al borde a compartir un whisky, conversar y mirarlas.
Supongo que ese sería el escenario perfecto para muchos. Un objeto que se vea como la mujer ideal, con los ojos, el pelo, la piel, las tetas, la estatura y todo lo demás hecho a pedido. Que no hable, no piense, no actúe y esté siempre con los orificios disponibles, sin que ellos tengan que hacer ningún esfuerzo por ellas más allá de haberlas solicitado con su tarjeta de crédito. La sumisa perfecta(¿?).
Mientras eso sucede, los Amos (y todos los demás) tendrán que entender que las sumisas no son un fetiche. No son como como el zapato inerte que el fetichista lame, besa, toca y con el que se masturba para satisfacerse. No son máquinas expendedoras de placer en las que se insertan monedas de adulación y zalamería hasta que sale sexo por el dispensador. La Dominación/sumisión implica el trabajo de ambas partes. Sí, claro, la sumisa se entrega, pero no da "un regalo" en el sentido de obsequiar algo que el otro igual puede guardar debajo de la cama agarrando polvo hasta que llega el día de la mudanza, en que hay que deshacerse de las cosas que no se usan. La sumisión implica un trabajo conjunto, en que uno y otro ponen de sí, de su tiempo, de su esfuerzo, de sus conocimientos, de sus afectos, en la construcción de un vínculo que los satisface a ambos.

martes, 3 de julio de 2012

¿Que eres qué? ¡Eso no existe!

Hace unos días entré a una sala de chat española. Hice una pregunta abierta en la sala: '¿Qué pensarían y sentirían si una sumisa le dice a su Amo que quiere tener un sumiso?'. La primera frase de respuesta que leí fue 'entonces no es tan sumisa', luego 'una sumisa no tiene sentimientos dominantes', 'una sumisa es una sumisa y un Dom es un Dom', y otras cosas por el estilo. Muy pronto la discusión se desvió a cómo debía ser una sumisa, y a que los switch eran sólo sumis insatisfechos que, en caso de tener cubierto sus necesidades y deseos como sumis, no se volcarían a ser Doms; o a personas indecisas que aún no habían encontrado su rol. En resumen, no se puede ser switch, eso no existe. A lo más, es un estado pasajero, producto de la insatisfacción.
Unos días después estaba en una sala de chat colombiana. Alguien preguntó sobre un término que se había encontrado hace poco y no estaba segura de lo que significaba: 'heteroflexible". Le respondí que se refería a una persona cuyo deseo erótico-afectivo estaba en personas del sexo opuesto pero que, bajo ciertas circunstancias, aceptarían involucrarse con personas del mismo sexo. Como una mujer que, en general, no está interesada sexualmente en otras mujeres pero, por complacer a su pareja, ocasionalmente vive con él tríos con otra mujer. Sin embargo, por fuera de esa situación no le interesaría tener como compañera a una mujer. Otras respuestas fueron versiones distintas de: 'eso no existe, se es hetero, homo o bisexual'.


Como esos, sé que a cualquiera se le ocurre algún ejemplo de una discusión en que hayan estado de 'eso no existe'. Y a mí se me ocurren varias preguntas: ¿Por qué tanta necesidad de excluir?, ¿Por qué tanta necesidad de clasificar? No digo que las categorías sean inútiles. En términos generales, al relacionarnos con alguien sirven para hacernos una idea global de los intereses, gustos y las cosas que pueda rechazar, y así encontrar coincidencias y desacuerdos. Sin embargo, ¿son realmente tan importantes las categorías como para que cualquiera que no quepa en nuestra definición sea rechazado? Más allá de esas nociones generales, encuentro extraña esa necesidad de una palabra precisa, limitada, restringida, para definir 'qué' o 'quién' es cada uno y, sobre todo, ese deseo imperante de ir cargando con etiquetas autoadhesivas en los bolsillos para pegarlas en las personas con quienes nos relacionamos, y así estar seguros de "qué" son.
No sería más fácil si, en vez de pensar en que nos relacionamos con Doms, sumis, switchs, curiosos, interesados, o lo que sea, ¿intentáramos primero relacionarnos simplemente con una persona? A lo mejor nos encontraríamos con sorpresas agradables, coincidencias, intereses, y hasta darnos cuenta que, aunque no podamos ponerle en la frente una de las etiquetas que cargamos a mano, nos demos cuenta que esa persona sí existe.